miércoles, 2 de octubre de 2013

Derby

Creo que es el momento. No. Espera, no lo hagas ahora, que aún están los puntos frescos. Da igual, ya no aguanto más, es insoportable.

Estarán de acuerdo conmigo, en que el deporte es bueno siempre que se practique, tampoco mucho, soy de la opinión que debe ser combinado siempre con algún chato de vino entre medias y un poquito de queso, porque algo tengo claro, si el deporte hace bien, el vino, hace mejor.

No resulta tan bueno el ser seguidor de algún deporte, aburrido unos minutos de esgrima, para un suicidio colectivo un campeonato de ajedrez, y menudo coñazo el de la gimnasia rítmica, espero hayan entendido este último. Pero y que me dicen del baloncesto, o del fútbol. Unos desproporcionados y otros improporcinados que intentan meter la pelota en un lugar afín a ello. Y la de millones que mueve. Entonces Nacho, si Vidal, que lo hace todos los días, debe estar hasta los mismos cojones.

Algunos oportunistas y muchos más sabios que yo dirán, habla así por lo del último derby, quizá, intento ser lo más objetivo que se puede, pero ya saben que soy de Dios y de Cristiano. No obstante, les daré mi opinión al respecto del último partido de fútbol que vi: dos equipos, 11 contra 11, una ciudad, un balón, dos porterías, miles de hinchas, un país entero al tanto, miles de bares repletos, millones de televisiones encendidas, misma hora -menos en Canarias, de momento-, y me fue a tocar a mi el tonto al lado.

Pues bien, las especulaciones y expectativas creadas alrededor del resultado del derby se cumplieron, el equipo que parecía llegar mejor, ganó. Venció a un equipo con a priori mejor plantilla, pero sin saber ni colocarse en el campo, vamos, como si la chica de la gimnasia rítmica se pusiera el body del revés. Un desastre, un espectáculo impropio para el fútbol de la capital, realmente increíble que al final se hiciera con la victoria el equipo menor. Y así fue, el San Fernando le ganó al Alcobendas, aún no se explican como pudo pasar.

Y es que el deporte, señores, ya sea balompédico, individual o a pedales, es un verdadero problema si se lleva a lo personal, por eso, he decidido que lo mejor será no hacer deporte, seguir bebiendo vino y esperar a la vuelta para que el Alcobendas se tome su revancha, y si no es así, al menos que el tonto me acompañe para hablarle durante todo el encuentro de lo bonito que es la gimnasia rítmica y lo guapo que su hijo estaría con el body.


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